“El acceso a la cultura genera pensamiento crítico, creatividad y risa, algo fundamental en un medio tan difícil como es en el que se desenvuelven las personas privadas de su libertad.”
Orfe Castillo Osorio
Coordinadora de Vinculación con la Sociedad Civil
y Políticas Públicas de la CDHDF
El proyecto RATATATATATAPLÁN ha ido
tomando forma desde el año 2011 cuando decidimos, como compañía, experimentar
con el estilo del Teatro de Revista Mexicano y creamos la puesta en escena “El
país de las metrallas o Ratatatatataplán”. El “Ratatatatataplán” fue un juego
onomatopéyico que creamos para homenajear al espectáculo de revista de 1925
“Mexican Rataplán”, pero en este siglo y en esta década, al compás de las balas
de la narcoviolencia. Posteriormente Felipe Rodríguez, autor de “El país de las
metrallas o Ratatatatataplán”, escribe otras dos obras con el mismo estilo:
“México sin cabeza o La feria de las cabezas rodantes” y “El Penal”. Con estas
tres obras escritas, y dos de ellas llevadas a escena, el Fondo Editorial
Tierra Adentro publica un tomo que lleva por título “EL PAÍS DE LAS METRALLAS”
que contiene dicha trilogía. Mientras todo esto sucedía, la puesta en escena
“El país de las metrallas o Ratatatatataplán” giraba por Argentina, cumplía dos
temporadas teatrales en el DF y numerosas giras al interior de la República
Mexicana.
El “Ratatatatataplán” es entonces una
opción contemporánea de teatro de revista mexicano que, a la vez de inspirarse
en la tradición, intenta devolverla a las nuevas generaciones. En 2014,
mediante el programa “Visitando a los Lectores” del INBA, Felipe Rodríguez fue
invitado a realizar una lectura del libro en el Centro de Ejecuciones y
Sanciones Varonil Oriente. La respuesta de las personas privadas de la libertad
ante dichos textos fue espléndida, y es entonces que, en colaboración con la
Subdirección Educativa de la Subsecretaría de Sistema Penitenciario del DF,
desarrollamos una alianza para efectuar el actual proyecto RATATATATATATAPLÁN
que consiste en alcanzar públicos específicos llevando “El país de las
metrallas o Ratatatatatataplán” y “México sin cabeza o La feria de las cabezas
rodantes” a las poblaciones de cada
centro penitenciario del DF y al público general de las plazas públicas de la
Ciudad de México. El proyecto entonces encontró la cooperación de varias
instituciones y asociaciones de la sociedad civil para su realización: FONCA, a través de la beca otorgada por el programa “Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2014”; Fundación Bancomer,
mediante la “Beca Bancomer de Apoyo a las Artes” (2014, Tercera Emisión); Subsecretaría
de Sistema Penitenciario del DF; Sistema de Teatros de la Ciudad de México; la
Comisión de Derechos Humanos del DF; Cuartoscuro, agencia de fotografía y
editora; Fondo Editorial Tierra Adentro; EnAguas Cine; ethos11 Corporativo
Artístico; y La Teatrera Solitaria, además de la cooperación de numerosas personas mediante la
plataforma de crowdfunding
“Fondeadora”. A partir de este momento, el proyecto conjunta alrededor de 15
creadores (actores, productores, directores, asistentes, dramaturgo,
realizadores) que estaremos involucrados en 2 temporadas teatrales: la de
primavera, que se realiza actualmente en los 11 centros penitenciarios del DF y
la temporada de verano, que será abierta a público, presentando una función por
cada delegación política en plazas públicas del DF. El trabajo de gestión y
vinculación que logró la conjunción de todos nuestros aliados es labor de los
dos directores artísticos de la compañía Teatro de los Sótanos: Lizeth Rondero
y Felipe Rodríguez.
Las funciones del proyecto
RATATATATATAPLÁN comenzaron el lunes 23 de marzo de 2015, en el Centro Femenil
de Readaptación Social “Santa Martha”. Hasta el momento hemos llevado
a cabo 8 funciones en este circuito por lo centros penitenciarios del DF. La
experiencia ha sido más que sorprendente. “El país de las metrallas o
Ratatatatataplán” es la primera de las dos obras que estamos presentando.
Las jornadas comienzan en punto de las
7am con una efervescencia sutil que, conforme nos acercamos al destino, nos
invade por completo. Nuestra primera labor es cargar las doce maletas que
comprende esta producción. El transporte nos espera puntualmente. Don Tomás,
Don José Luis o Doña Rosa María, los choferes comisionados para esta labor, nos
reciben siempre con una grata sonrisa mañanera. Una vez cargada la camioneta,
nos arrancamos con el ímpetu que sólo el sentido de unión puede brindar: todos
compartimos el mismo objetivo de propiciar una experiencia significativa a un público
muy específico por medio del arte teatral. A las 9am ingresamos a cada centro.
La revisión del inventario es la antesala. Pasado este filtro, conocemos los
intestinos de cada centro penitenciario a cada paso que damos. Los jefes de
cada Centro Escolar nos conducen a sus instalaciones y las personas privadas de
su libertad nos extienden la mano, mirándonos fijamente, para ofrecernos su
ayuda a transportar las maletas hasta el lugar final de la representación. Es
menos de un segundo lo que dura esta mirada, antes de que tanto ellos como
nosotros esbocemos una sonrisa que nos empieza a marcar como cómplices de una
experiencia inusual: el teatro al interior del centro penitenciario. En punto
de las 11:30am se da la última llamada. Los actores y asistentes estamos listos
detrás de la escenografía. Del otro lado se oye el murmullo de ciento veinte
personas, doscientas en otra función, cuatrocientas más en otra, quinientas,
seiscientas, dependiendo de la capacidad del espacio donde esté a punto de
suceder la función. Y es entonces que, en medio del vacío que surge en el
instante previo a que suceda el teatro, nos llenamos de fe para comenzar.
Los silbidos, las risas, la interacción,
y sobre todo, la atención continua por parte del público, nos confirman que algo
vibrante sucede entre dos partes. Sus silencios, sus miradas absortas, sus
consignas y reacciones ante un discurso que trata sobre la corrupción social y
política, nos indican que todos nuestros esfuerzos han tenido la mejor
consecuencia: el teatro incomoda a nuestras ideas establecidas, es una
provocación para nuestra conciencia. La función termina entre aplausos y gritos,
entre sonrisas y reafirmaciones de que queremos una tierra mejor y que somos
capaces de seguir definiendo aquello que queremos ser.
Nos faltan 8 funciones más por los
centros penitenciarios. Estamos a la mitad de esta primer temporada. Sin
embargo, quienes estamos detrás de la escenografía, salimos de cada centro con
una cantidad igual de reflexiones como quienes se quedan... La necesidad de
hacer teatro trasciende en un anhelo de vivir.
Teatro de los Sótanos
México DF, a 12 de abril de 2015.
Registro fotográfico de la 7a función en Casa de Medio Camino, un centro de reinserción social de media estancia.
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"Al Chapone" y "el Presicopetón" en una escena sobre el narcopacto por México. |
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"Rosita", "Mr. Dick Sucker" y "la Gorda" en una escena sobre la trata de personas. |
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"Los Guiñoles" en una escena sobre la frontera. |
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"Los Nopales" en una escena sobre la construcción de nuestra nación. |
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"Miss Laguna Verde" en una escena sobre la energía alternativa y el petróleo. |
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"Don Agustín" invitando al público a tomarse una foto para finalizar la obra. |
Sigue la gira por los 11 centros penitenciarios y las 16 plazas públicas en https://www.facebook.com/teatrosotanos
Agradecemos a nuestros aliados el apoyo, la colaboración, la voluntad política y la vinculación proporcionada para la realización de este proyecto:
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Subsecretaría de Sistema Penitenciario del DF. |
SISTEMA DE TEATROS
DE LA CIUDAD DE MÉXICO.
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