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domingo, 12 de abril de 2015

Primera relatoría del proyecto RATATATATATAPLÁN



“El acceso a la cultura genera pensamiento crítico, creatividad y risa, algo fundamental en un medio tan difícil como es en el que se desenvuelven las personas privadas de su libertad.”
Orfe Castillo Osorio
Coordinadora de Vinculación con la Sociedad Civil
y Políticas Públicas de la CDHDF

El proyecto RATATATATATAPLÁN ha ido tomando forma desde el año 2011 cuando decidimos, como compañía, experimentar con el estilo del Teatro de Revista Mexicano y creamos la puesta en escena “El país de las metrallas o Ratatatatataplán”. El “Ratatatatataplán” fue un juego onomatopéyico que creamos para homenajear al espectáculo de revista de 1925 “Mexican Rataplán”, pero en este siglo y en esta década, al compás de las balas de la narcoviolencia. Posteriormente Felipe Rodríguez, autor de “El país de las metrallas o Ratatatatataplán”, escribe otras dos obras con el mismo estilo: “México sin cabeza o La feria de las cabezas rodantes” y “El Penal”. Con estas tres obras escritas, y dos de ellas llevadas a escena, el Fondo Editorial Tierra Adentro publica un tomo que lleva por título “EL PAÍS DE LAS METRALLAS” que contiene dicha trilogía. Mientras todo esto sucedía, la puesta en escena “El país de las metrallas o Ratatatatataplán” giraba por Argentina, cumplía dos temporadas teatrales en el DF y numerosas giras al interior de la República Mexicana.

El “Ratatatatataplán” es entonces una opción contemporánea de teatro de revista mexicano que, a la vez de inspirarse en la tradición, intenta devolverla a las nuevas generaciones. En 2014, mediante el programa “Visitando a los Lectores” del INBA, Felipe Rodríguez fue invitado a realizar una lectura del libro en el Centro de Ejecuciones y Sanciones Varonil Oriente. La respuesta de las personas privadas de la libertad ante dichos textos fue espléndida, y es entonces que, en colaboración con la Subdirección Educativa de la Subsecretaría de Sistema Penitenciario del DF, desarrollamos una alianza para efectuar el actual proyecto RATATATATATATAPLÁN que consiste en alcanzar públicos específicos llevando “El país de las metrallas o Ratatatatatataplán” y “México sin cabeza o La feria de las cabezas rodantes” a  las poblaciones de cada centro penitenciario del DF y al público general de las plazas públicas de la Ciudad de México. El proyecto entonces encontró la cooperación de varias instituciones y asociaciones de la sociedad civil para su realización: FONCA, a través de la beca otorgada por el programa “Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2014”; Fundación Bancomer, mediante la “Beca Bancomer de Apoyo a las Artes” (2014, Tercera Emisión); Subsecretaría de Sistema Penitenciario del DF; Sistema de Teatros de la Ciudad de México; la Comisión de Derechos Humanos del DF; Cuartoscuro, agencia de fotografía y editora; Fondo Editorial Tierra Adentro; EnAguas Cine; ethos11 Corporativo Artístico; y La Teatrera Solitaria, además de la cooperación de numerosas personas mediante la plataforma de crowdfunding “Fondeadora”. A partir de este momento, el proyecto conjunta alrededor de 15 creadores (actores, productores, directores, asistentes, dramaturgo, realizadores) que estaremos involucrados en 2 temporadas teatrales: la de primavera, que se realiza actualmente en los 11 centros penitenciarios del DF y la temporada de verano, que será abierta a público, presentando una función por cada delegación política en plazas públicas del DF. El trabajo de gestión y vinculación que logró la conjunción de todos nuestros aliados es labor de los dos directores artísticos de la compañía Teatro de los Sótanos: Lizeth Rondero y Felipe Rodríguez.

Las funciones del proyecto RATATATATATAPLÁN comenzaron el lunes 23 de marzo de 2015, en el Centro Femenil de Readaptación Social “Santa Martha”. Hasta el momento hemos llevado a cabo 8 funciones en este circuito por lo centros penitenciarios del DF. La experiencia ha sido más que sorprendente. “El país de las metrallas o Ratatatatataplán” es la primera de las dos obras que estamos presentando.

Las jornadas comienzan en punto de las 7am con una efervescencia sutil que, conforme nos acercamos al destino, nos invade por completo. Nuestra primera labor es cargar las doce maletas que comprende esta producción. El transporte nos espera puntualmente. Don Tomás, Don José Luis o Doña Rosa María, los choferes comisionados para esta labor, nos reciben siempre con una grata sonrisa mañanera. Una vez cargada la camioneta, nos arrancamos con el ímpetu que sólo el sentido de unión puede brindar: todos compartimos el mismo objetivo de propiciar una experiencia significativa a un público muy específico por medio del arte teatral. A las 9am ingresamos a cada centro. La revisión del inventario es la antesala. Pasado este filtro, conocemos los intestinos de cada centro penitenciario a cada paso que damos. Los jefes de cada Centro Escolar nos conducen a sus instalaciones y las personas privadas de su libertad nos extienden la mano, mirándonos fijamente, para ofrecernos su ayuda a transportar las maletas hasta el lugar final de la representación. Es menos de un segundo lo que dura esta mirada, antes de que tanto ellos como nosotros esbocemos una sonrisa que nos empieza a marcar como cómplices de una experiencia inusual: el teatro al interior del centro penitenciario. En punto de las 11:30am se da la última llamada. Los actores y asistentes estamos listos detrás de la escenografía. Del otro lado se oye el murmullo de ciento veinte personas, doscientas en otra función, cuatrocientas más en otra, quinientas, seiscientas, dependiendo de la capacidad del espacio donde esté a punto de suceder la función. Y es entonces que, en medio del vacío que surge en el instante previo a que suceda el teatro, nos llenamos de fe para comenzar.

Los silbidos, las risas, la interacción, y sobre todo, la atención continua por parte del público, nos confirman que algo vibrante sucede entre dos partes. Sus silencios, sus miradas absortas, sus consignas y reacciones ante un discurso que trata sobre la corrupción social y política, nos indican que todos nuestros esfuerzos han tenido la mejor consecuencia: el teatro incomoda a nuestras ideas establecidas, es una provocación para nuestra conciencia. La función termina entre aplausos y gritos, entre sonrisas y reafirmaciones de que queremos una tierra mejor y que somos capaces de seguir definiendo aquello que queremos ser.


Nos faltan 8 funciones más por los centros penitenciarios. Estamos a la mitad de esta primer temporada. Sin embargo, quienes estamos detrás de la escenografía, salimos de cada centro con una cantidad igual de reflexiones como quienes se quedan... La necesidad de hacer teatro trasciende en un anhelo de vivir.
Teatro de los Sótanos
México DF, a 12 de abril de 2015.


Registro fotográfico de la 7a función en Casa de Medio Camino, un centro de reinserción social de media estancia.
"Al Chapone" y "el Presicopetón" en una escena sobre el narcopacto por México.

"Rosita", "Mr. Dick Sucker" y "la Gorda" en una escena sobre la trata de personas.

"Los Guiñoles" en una escena sobre la frontera.

"Los Nopales" en una escena sobre la construcción de nuestra nación.

"Miss Laguna Verde" en una escena sobre la energía alternativa y el petróleo.

"Don Agustín" invitando al público a tomarse una foto para finalizar la obra.

Las personas privadas de su libertad están uniformadas en verde fosforescente, todos son hombres entre 18 y 70 años que están a meses de salir libres y en este centro particularmente los preparan para salir con muchas actividades y estrategias, particularmente permitiéndoles salidas esporádicas, controladas y vinculándolos nuevamente con sus familias y la realidad que les espera afuera.
Sigue la gira por los 11 centros penitenciarios y las 16 plazas públicas en https://www.facebook.com/teatrosotanos


Agradecemos a nuestros aliados el apoyo, la colaboración, la voluntad política y la vinculación proporcionada para la realización de este proyecto:







Subsecretaría de Sistema Penitenciario del DF.



SISTEMA DE TEATROS 
DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

























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